A penas tengo tiempo para dedicarme a escribir por aquí. Cocino, con rapidez, antes de irme a trabajar. Luego preparo la cena con lo que hay en la nevera y la cámara permanece olvidada, y mucho más los escritos matutinos.
Pero hace un par de fines de semana, me permití uno de los placeres de la vida: me dejé llevar por los sabores de las magdalenas que venden en Tribunal. Así que, siguiendo el ritual, me hice con las que me más me gustaron, y las comí de pie, mirando el escaparate, ya que el lugar es tan pequeño que sólo hay dos asientos dentro y suelen estar ocupados.
Sabores rojos, vintage, dulces y amorosos. Lo más recomendable para cualquier tarde de domingo.
que hambreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarTienen esos colores tan peculiares que parecen de juguete. Da pena comérselos jejeje.
ResponderEliminarVas a tener que dejarte llevar más veces y olvidarte de los horarios. Habrá que hacer algo al respecto.
Miles de besos de esos colores tan luminosos.
Fíjate que siempre me llaman la atención, y que en Inglaterra había un montón de ellas, y que nunca he probado ninguna...Voy a tener que probarlas!!
ResponderEliminarIncluso aprender a hacerlas no? Con un poquito de música de fondo pueden quedar de vicio! :)
Ahora que lo pienso... deberíamos hacer un Taller de cocina, entre muchos otros ya comentados... :) :*
Eliminar