¿Aun no conoces las propiedades del alpiste? Sí, sí, el alpiste que comen los pájaros, el de toda la vida, sólo que éste debes comprarlo en un herbolario para que haya pasado los controles de sanidad adecuados y así podamos consumirlo.
Con el alpiste podemos realizar una leche, de sabor similar a la horchata, que tomaremos dos veces al día, una en ayunas y otra antes de ir a dormir, una vez que hayamos cenado.
Pero antes de prepararlo, lee bien las propiedades que nos da esta semilla:
* Es una de las semillas con mayor cantidad de proteínas. Seis cucharadas de alpiste poseen las mismas proteínas que tres kilos de carne, pero al estar compuesto por aminoácidos es de muy fácil digestión, a diferencia de la carne.
* Es un excelente antioxidante, por lo que ayuda a prevenir el envejecimiento de las células.
* El alpiste posee poderosas encimas que actúan como antinflamatorios de hígado, riñones y páncreas.
* Los agentes nutricionales del alpiste son muy eficientes para erradicar la diabetes, con excelentes resultados y en muy poco tiempo.
* El alpiste mejora el funcionamiento de los riñones por lo que evita la retención de líquidos.
* Elimina también la cirrosis de forma muy efectiva debido a que aumenta el conteo de hepatocitos en el hígado.
* Combate la hipertensión, la obesidad y el colesterol alto.
*También previene de enfermedades como la arteriosclerosis, edemas, gastritis y úlceras estomacales.
¿Qué necesitamos?
* 10 cucharadas soperas de alpiste, que pondremos en remojo unas 8 horas.
* 1 rama de canela
* 2 litros de agua
¡A la marmita!
Lavamos el alpiste en un escurridor de pequeños agujeros, después de haberlo tenido en remojo unas 8 horas, y lo introducimos en el vaso de thermomix, o batidora. Añadimos una rama de canela y un litro de agua. Lo batimos intercalando entre media y alta potencia. Una vez transcurridos unos 5 minutos colamos el resultado ayudándonos de un colador metálico. Los restos de alpiste y canela los depositamos de nuevo en el vaso de la batidora y añadimos otro litro de agua. Repetimos el procedimiento anterior.
Una vez que tenemos dos litros de leche de alpiste colada, volveremos a colarlo esta vez por un escurridor de tela, ya que éste permite que el resultado sea mucho más fino y más fácil de beber. No olvides meterlo en la nevera, el preparado debe conservarse frío.
Recuerda que es recomendable tomar un vasito (un poco menos de un cuarto de litro) en ayunas y otro antes de ir a dormir.
Brujas en la cocina
El caldero está listo sólo faltan unos toquecitos por aquí...
miércoles, 4 de septiembre de 2013
jueves, 25 de abril de 2013
Focaccia de tomillo y romero
Haces un par de semanas decidimos hacer algo juntos SuperG y yo, y nos lavamos bien las manos, nos remangamos y nos pusimos manos a la obra con esta Focaccia. En mi tierra lo llamaríamos "Salailla de tomillo y romero", pero así creo que nos entenderemos mejor.
¿Qué necesito para esta receta?
450 g de harina de fuerza
2 cucharadas de levadura rápida
Sal marina
Sal en escamas (o sal gorda)
1 cucharada de romero fresco picado
1 cucharada de tomillo fresco picado (y unas cuantas ramitas más)
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
¡A la marmita!
Tamizamos la harina en un cuenco grande y añadimos la levadura y una cucharadita de sal marina. Incorpora mos las hierbas muy picadas. Añadimos el aceite de oliva y 250 o 300 ml de agua tibia, mezclamos todo ayudándonos con una cuchara de madera. Sacamos la masa del cuenco (que no debe de quedar muy pegajosa) y la amasamos durante unos 5 ó 10 minutos.
Untamos un cuenco con aceite, introducimos la masa y la tapamos con un paño húmedo. La dejamos reposar al menos una hora para que duplique su tamaño.
Transcurrida esa hora golpeamos la masa con los nudillos para dejar salir el aire y la dividimos en 4 porciones. Amasamos cada porción y le damos la masa que cada uno prefiera, barrita de pan, rosca... pero quedan mucho más buenos en forma ovalada y aplanadas, dejando la masa como con 1 cm de grosor.
Untamos con aceite una bandeja del horno y colocamos las cuatro porciones. Las cubrimos con film transparente y las dejamos reposar otros 20 minutos. Mientras, precalentamos el horno a unos 220ºC (gas 7).
Pasado este tiempo decoramos los panes con las hojitas de romero restantes y con la sal gorda, se rocían con aceite de oliva y los horneamos durante unos 15 ó 20 minutos. Al retirarlos los envolvemos en un paño limpio para que no se endurezcan y pueden aguantar un par de días.
Espero que disfrutéis esta receta tanto como ya disfruté haciéndola. ¡El resultado es increíblemente sabroso y adictivo!
¡Un abrazo para todas las brujos y los brujos que se pasan por este lugar!
miércoles, 13 de marzo de 2013
Restaurante La Pulpería de Victoria en Madrid
Cerca de Sol encontramos la calle de la Victoria que conduce a la plaza del Ángel. Allí encontramos esta pulpería de renombre con sabor a norte y decoración acogedora y elegante.
Fue nuestra elección para el pasado viernes. Había leído que servían el mejor pulpo de Madrid y quisimos comprobarlo.
Cuando llegamos nos sorprendió su entrada de mesas altas y alargadas que recordaban a las que podemos encontrar en cualquier pulpería en el mítico Santiago de Compostela. El olor a pulpo emanaba de la cocina y nos introdujeron hacia el comedor, con mesas bajas hechas con una madera de una luz especial.
Allí nos ofrecieron un menú de la casa por 9,90 euros y con un amplio repertorio de primeros y segundos platos. Decidimos elegir dos menús del día y una tapa de pulpo. Si comes fuera de menú puede salir un poco caro, ya que las raciones de pulpo oscilaban entre los 15 y los 22 euros y no son muy abundantes. La tapa de pulpo venía a costar lo mismo que un menú del día (9,90 euros) precio que me pareció abusivo, y nos quedamos con ganas de más, porque como su propio nombre indica era una tapa, y bastante escueta, por cierto. Pero el sabor era muy especial, con su pimentón picante y sal gorda para que sea un pulpo típico. La textura hacía ver que no era congelado.
Los primeros platos tardaron muchísimo en llegar, así como los dos albariños que pedimos y el pan, que olvidaron traerlo y llegó casi con los segundos platos. El chico que nos atendió era muy agradable pero de la cocina no salían platos, así que tardamos en comer un menú y una tapa alrededor de hora y media. Aprovechamos que no teníamos prisa y nos relajamos para degustar el menú. De primero pedimos una ensalada César que me pareció muy básica ya que apenas traía lechuga, unos trocitos de pollo y salsa de yogur, y unas pochas con almejas que sí que nos cautivaron porque tenían el sabor casero que íbamos buscando y la temperatura perfecta para ese día de lluvia.
Los segundos nos gustaron regular. Pedimos lubina a la espalda que era muy fina y estaba pasada, así que costaba muchísimo separarla de la piel. Además la lubina era muy, muy pequeña y no habían más que raspas. Y por otro lado pedimos lomo de buey que para mi gusto estaba muy poco hecho. Venía acompañado con patatas fritas caseras que tenían muy buen sabor pero en un minuto se quedaron frías.
Los postres fueron flan y natillas caseras (eché de menos la tarta de Santiago en el menú), mis natillas estaban muy líquidas y la galleta estaba recién puesta así que estaba dura, así que se quedaron en la mesa, prácticamente enteras.
Al final pagamos 37 euros por esta comida (cada copa de albariño costaba 3,50 euros) y la verdad es que no nos fuimos satisfechos. A pesar de haber pedido dos menús y una tapa de pulpo yo me fuí con la sensación de haber comido poco, ya que la ensalada era muy pequeña y la lubina prácticamente se quedó en piel y raspas. Si tuviera que poner una nota a este restaurante seria un suspenso.
Como cuando llegamos no quedaban mesas, nos sentaron en una mesa alargada y justo a los cinco minutos llegó una familia italiana que se sentó en la misma mesa que nosotros sin ni si quiera una silla de separación, así que estuve toda la comida explicando a un señor italiano qué estaba comiendo y qué no, igual que si me hubiera sentado a comer con él en su mesa. Debería de haber un camarero que les indicara que se sentaran con cierta separación de nosotros.
Y hasta aquí llega la reseña del pasado viernes, el viernes que viene nos vamos a Asturias, así que allí disfrutaremos comiendo y degustando sabores típicos para la semana que viene traéroslos a esta cocina de Brujas. Hasta entonces pasad un feliz fin de semana, y a los que tengáis puente que lo disfrutéis al máximo. Un abrazo para todos.
Fue nuestra elección para el pasado viernes. Había leído que servían el mejor pulpo de Madrid y quisimos comprobarlo.
Cuando llegamos nos sorprendió su entrada de mesas altas y alargadas que recordaban a las que podemos encontrar en cualquier pulpería en el mítico Santiago de Compostela. El olor a pulpo emanaba de la cocina y nos introdujeron hacia el comedor, con mesas bajas hechas con una madera de una luz especial.
Allí nos ofrecieron un menú de la casa por 9,90 euros y con un amplio repertorio de primeros y segundos platos. Decidimos elegir dos menús del día y una tapa de pulpo. Si comes fuera de menú puede salir un poco caro, ya que las raciones de pulpo oscilaban entre los 15 y los 22 euros y no son muy abundantes. La tapa de pulpo venía a costar lo mismo que un menú del día (9,90 euros) precio que me pareció abusivo, y nos quedamos con ganas de más, porque como su propio nombre indica era una tapa, y bastante escueta, por cierto. Pero el sabor era muy especial, con su pimentón picante y sal gorda para que sea un pulpo típico. La textura hacía ver que no era congelado.
Los primeros platos tardaron muchísimo en llegar, así como los dos albariños que pedimos y el pan, que olvidaron traerlo y llegó casi con los segundos platos. El chico que nos atendió era muy agradable pero de la cocina no salían platos, así que tardamos en comer un menú y una tapa alrededor de hora y media. Aprovechamos que no teníamos prisa y nos relajamos para degustar el menú. De primero pedimos una ensalada César que me pareció muy básica ya que apenas traía lechuga, unos trocitos de pollo y salsa de yogur, y unas pochas con almejas que sí que nos cautivaron porque tenían el sabor casero que íbamos buscando y la temperatura perfecta para ese día de lluvia.
Los segundos nos gustaron regular. Pedimos lubina a la espalda que era muy fina y estaba pasada, así que costaba muchísimo separarla de la piel. Además la lubina era muy, muy pequeña y no habían más que raspas. Y por otro lado pedimos lomo de buey que para mi gusto estaba muy poco hecho. Venía acompañado con patatas fritas caseras que tenían muy buen sabor pero en un minuto se quedaron frías.
Los postres fueron flan y natillas caseras (eché de menos la tarta de Santiago en el menú), mis natillas estaban muy líquidas y la galleta estaba recién puesta así que estaba dura, así que se quedaron en la mesa, prácticamente enteras.
Al final pagamos 37 euros por esta comida (cada copa de albariño costaba 3,50 euros) y la verdad es que no nos fuimos satisfechos. A pesar de haber pedido dos menús y una tapa de pulpo yo me fuí con la sensación de haber comido poco, ya que la ensalada era muy pequeña y la lubina prácticamente se quedó en piel y raspas. Si tuviera que poner una nota a este restaurante seria un suspenso.
Como cuando llegamos no quedaban mesas, nos sentaron en una mesa alargada y justo a los cinco minutos llegó una familia italiana que se sentó en la misma mesa que nosotros sin ni si quiera una silla de separación, así que estuve toda la comida explicando a un señor italiano qué estaba comiendo y qué no, igual que si me hubiera sentado a comer con él en su mesa. Debería de haber un camarero que les indicara que se sentaran con cierta separación de nosotros.
Y hasta aquí llega la reseña del pasado viernes, el viernes que viene nos vamos a Asturias, así que allí disfrutaremos comiendo y degustando sabores típicos para la semana que viene traéroslos a esta cocina de Brujas. Hasta entonces pasad un feliz fin de semana, y a los que tengáis puente que lo disfrutéis al máximo. Un abrazo para todos.
lunes, 4 de marzo de 2013
Empezamos: Zombie Bar
Hemos empezado a desempolvar las ganas, las sonrisas, los fines de semana en los que no parábamos de hacer cosas.
Madrid es tan grande y tan hermoso que hay que aprovecharlo, vivirlo y saborearlo. Hemos empezado a descubrir sus restaurantes y tabernas, y eso nos está encantando. Cada semana buscamos un lugar interesante para comer y allá vamos, me calzo unos tacones y me arreglo un poquito y damos el salto a la gran ciudad.
El viernes pasado encontramos un sitio muy peculiar (gracias a un blog que recomienda restaurantes en los que comer en Madrid). Está en la calle Pez nº7, se llama Zombie bar. La calle Pez siempre me ha parecido castiza y atrevida, y mientras la recorres sientes el corazón de la capital latiendo bajo los pies. Pues bien, este lugar no sólo tiene como positivo la situación, sino que además de lunes a viernes podéis degustar un menú del día por unos 10 euros, baratito y completo. Zombie bar ofrece otro concepto de comida rápida. Guacamoles, hamburguesas, ensaladas que apuestan por convertirse en comida de autor. El menú incluye un primero (ensalada, verduras a la plancha, puré...), un segundo (hamburguesa o sandwich) y un postre (si pedís helado de vainilla con galleta te lo sirven en un tarro).
Las cervezas dobles las sirven en un tarro como el que véis en la fotografía y no es el único detalle que tiene este sitio.
Una nueva idea para hacer de tu viernes un día especial. ¡Veremos qué nos presenta el siguiente!
Madrid es tan grande y tan hermoso que hay que aprovecharlo, vivirlo y saborearlo. Hemos empezado a descubrir sus restaurantes y tabernas, y eso nos está encantando. Cada semana buscamos un lugar interesante para comer y allá vamos, me calzo unos tacones y me arreglo un poquito y damos el salto a la gran ciudad.
El viernes pasado encontramos un sitio muy peculiar (gracias a un blog que recomienda restaurantes en los que comer en Madrid). Está en la calle Pez nº7, se llama Zombie bar. La calle Pez siempre me ha parecido castiza y atrevida, y mientras la recorres sientes el corazón de la capital latiendo bajo los pies. Pues bien, este lugar no sólo tiene como positivo la situación, sino que además de lunes a viernes podéis degustar un menú del día por unos 10 euros, baratito y completo. Zombie bar ofrece otro concepto de comida rápida. Guacamoles, hamburguesas, ensaladas que apuestan por convertirse en comida de autor. El menú incluye un primero (ensalada, verduras a la plancha, puré...), un segundo (hamburguesa o sandwich) y un postre (si pedís helado de vainilla con galleta te lo sirven en un tarro).
Las cervezas dobles las sirven en un tarro como el que véis en la fotografía y no es el único detalle que tiene este sitio.
Una nueva idea para hacer de tu viernes un día especial. ¡Veremos qué nos presenta el siguiente!
lunes, 27 de agosto de 2012
Mermelada de moras silvestres
El pasado fin de semana estuvimos en Boca del Asno, a la entrada de Segovia desde Madrid. Es un lugar maravilloso para desconectar del mundo y conectar con tu lado más natural.
Cuando llegamos, nos encontramos con la agradable sorpresa de que las zarzamoras estaban plagadas de frutos, así que nos hicimos con una bolsa (a falta de una buena cesta) y nos remangamos para recoger todas las moras negras posibles. Acabamos con las manos de todos los colores, pero el resultado fue estupendo: media bolsa de moritas dulces para hacer nuestra mermelada.
Cuando llegamos a casa estábamos agotados, pero nos moríamos de ganas de hacer mermelada, así que nos pudimos manos a la obra.
Es muy, muy fácil de hacer y a penas necesitamos ingredientes (dependiendo de lo natural que queréis que sea), así que si os veis con frutita que tenéis por casa podéis animaros: moras, melocotones, uvas... ¡vosotros decidís!
Ingredientes
500 gr de moras dulces
4 cucharadas soperas de azúcar moreno (si no la queréis muy dulce. Podéis agregar más azúcar al gusto).
A la marmita....
Colocamos las moras lavadas y escurridas dentro de un cazo y lo ponemos a fuego medio (mejor bajo que alto). Tapamos con una tapaderita fina para que la fruta vaya soltando generosamente el jugo. Cuando hayan soltado un poquito de zumo, retiramos y batimos con la batidora en el mismo cazo. A mí me gusta que en la mermelada queden las semillas, porque son una fuente de fibra excelente, pero si preferís una mermelada más suave podéis pasar por el chino. A continuación colocamos el cazo de nuevo en el fuego lento y añadimos el azúcar, sin dejar de remover la mantenemos cociendo unos cuatro ó cinco minutos.
No debe quedar muy líquida, ni muy espesa (al enfriar espesa un poquito), con el tiempo que hemos dicho debe quedar perfecta.
Llenamos los tarritos de cristal con la mermelada y los colocamos boca abajo para que cierren al vacío.
Cuando enfríen estarán listos para disfrutarla. :)
¡Utiliza la mermelada en tus bizcochos, tostadas, galletas....!
Cuando llegamos, nos encontramos con la agradable sorpresa de que las zarzamoras estaban plagadas de frutos, así que nos hicimos con una bolsa (a falta de una buena cesta) y nos remangamos para recoger todas las moras negras posibles. Acabamos con las manos de todos los colores, pero el resultado fue estupendo: media bolsa de moritas dulces para hacer nuestra mermelada.
Cuando llegamos a casa estábamos agotados, pero nos moríamos de ganas de hacer mermelada, así que nos pudimos manos a la obra.
Es muy, muy fácil de hacer y a penas necesitamos ingredientes (dependiendo de lo natural que queréis que sea), así que si os veis con frutita que tenéis por casa podéis animaros: moras, melocotones, uvas... ¡vosotros decidís!
Ingredientes
500 gr de moras dulces
4 cucharadas soperas de azúcar moreno (si no la queréis muy dulce. Podéis agregar más azúcar al gusto).
A la marmita....
Colocamos las moras lavadas y escurridas dentro de un cazo y lo ponemos a fuego medio (mejor bajo que alto). Tapamos con una tapaderita fina para que la fruta vaya soltando generosamente el jugo. Cuando hayan soltado un poquito de zumo, retiramos y batimos con la batidora en el mismo cazo. A mí me gusta que en la mermelada queden las semillas, porque son una fuente de fibra excelente, pero si preferís una mermelada más suave podéis pasar por el chino. A continuación colocamos el cazo de nuevo en el fuego lento y añadimos el azúcar, sin dejar de remover la mantenemos cociendo unos cuatro ó cinco minutos.
No debe quedar muy líquida, ni muy espesa (al enfriar espesa un poquito), con el tiempo que hemos dicho debe quedar perfecta.
Llenamos los tarritos de cristal con la mermelada y los colocamos boca abajo para que cierren al vacío.
Cuando enfríen estarán listos para disfrutarla. :)
¡Utiliza la mermelada en tus bizcochos, tostadas, galletas....!
viernes, 11 de mayo de 2012
Abadejo al horno sobre fritada de verduras
Cuando no se tiene mucho tiempo, apenas se puede disfrutar de ir a la pescadería para comprar pescado fresco, pero eso no quiere decir que dejemos de comerlo.
Habitualmente compro bolsitas de pescado congelado en supermercados que me ofrecen confianza. Esta receta se hace con filetes de abadejo congelados, pero puede sustituirse el pescado por cualquier otro que venga laminado.
Ingredientes
Una cebolla mediana.
Dos berenjenas medianas.
Un pimiento rojo grande o dos pequeños.
Una lata pequeña de atún o bonito.
Tomillo
Vino blanco
Salsa de soja
Queso rallado
Aceite
Sal
Cuatro filetes de abadejo (o de cualquier pescado fileteado y sin espinas).
Opcional: Semillas de lino, sésamo...
Y ahora...
Se cortan las verduras (cebolla, pimientos y berenjenas) en cuadraditos. Pongo una sartén con un poco de aceite a fuego medio y añado primero el pimiento. Tras darle unas cuantas vueltas agrego las berenjenas y lo mareo todo durante un ratito para que reblandezca. Por último añado la cebolla y después de marear todo un poco, añado la sal y un chorreón de vino blanco. Lo dejo que reblandezca todo a fuego lento.
Cuando la verdura está blanda y ha perdido el jugo y el vino añado un chorreón de salsa de soja y remuevo todo unos segundos. Aparto la sartén y añado la lata de atún o bonito. Lo muevo todo para que éste quede bien desmigado. En este momento puedo añadir semillas de lino o sésamo a la fritada.
Precaliento el horno a 180 º.
En una fuente de horno coloco como base la fritada que acabo de terminar. Sobre la base de verduras colocaré (sin que se monten unos encima de otros) los filetes de pescado salpimentados. Añado el queso rallado sobre el pescado y el tomillo e introduzco en el horno a 180º.
Dejamos el pescado dentro del horno tanto tiempo como necesite hasta que el pescado se haga, pero sin que se reseque (15-20 minutos aproximadamente).
Podemos colocar el pescado en el plato sobre la base de verduras.
Y ya tenemos un plato riquísimo y muy sano. :)
¡A la mesa!
Habitualmente compro bolsitas de pescado congelado en supermercados que me ofrecen confianza. Esta receta se hace con filetes de abadejo congelados, pero puede sustituirse el pescado por cualquier otro que venga laminado.
Ingredientes
Una cebolla mediana.
Dos berenjenas medianas.
Un pimiento rojo grande o dos pequeños.
Una lata pequeña de atún o bonito.
Tomillo
Vino blanco
Salsa de soja
Queso rallado
Aceite
Sal
Cuatro filetes de abadejo (o de cualquier pescado fileteado y sin espinas).
Opcional: Semillas de lino, sésamo...
Y ahora...
Se cortan las verduras (cebolla, pimientos y berenjenas) en cuadraditos. Pongo una sartén con un poco de aceite a fuego medio y añado primero el pimiento. Tras darle unas cuantas vueltas agrego las berenjenas y lo mareo todo durante un ratito para que reblandezca. Por último añado la cebolla y después de marear todo un poco, añado la sal y un chorreón de vino blanco. Lo dejo que reblandezca todo a fuego lento.
Cuando la verdura está blanda y ha perdido el jugo y el vino añado un chorreón de salsa de soja y remuevo todo unos segundos. Aparto la sartén y añado la lata de atún o bonito. Lo muevo todo para que éste quede bien desmigado. En este momento puedo añadir semillas de lino o sésamo a la fritada.
Precaliento el horno a 180 º.
En una fuente de horno coloco como base la fritada que acabo de terminar. Sobre la base de verduras colocaré (sin que se monten unos encima de otros) los filetes de pescado salpimentados. Añado el queso rallado sobre el pescado y el tomillo e introduzco en el horno a 180º.
Dejamos el pescado dentro del horno tanto tiempo como necesite hasta que el pescado se haga, pero sin que se reseque (15-20 minutos aproximadamente).
Podemos colocar el pescado en el plato sobre la base de verduras.
Y ya tenemos un plato riquísimo y muy sano. :)
¡A la mesa!
viernes, 4 de mayo de 2012
Muffins de Chocolate para mamá
Preparar Muffins de Chocolate puede ser una merienda distinta para el día de la madre. Son muy fáciles de preparar y el resultado es esponjoso. Un placer para los sentidos.
Ingredientes
80 gr. de mantequilla
70 gr. de chocolate
250 gr. de harina bizcochona
5 gr. de bicarbonato
12 gr. de levadura
1 huevo
130 gr. de azúcar
220 gr leche.
¿Cómo lo hago?
Fundimos la mantequilla y el chocolate al baño María hasta que consigamos una crema suave.
Precalentamos el horno a 180 º.
Mezclamos la harina con la levadura y el bicarbonato en un bol. Batimos el huevo con el azúcar y añadimos la mezcla al bol de la harina. Incorporamos la leche y batimos todo bien, sin levantar mucho la batidora para que no se creen muchas burbujas de aire. Agregamos el chocolate y seguimos batiendo todo.
Si utilizamos moldes de silicona los engrasamos y llenamos las dos tercias partes de su capacidad. Si utilizamos moldes metálicos, colocamos los papeles de las magdalenas y los llenamos igual que en el caso anterior.
Introducimos al horno entre 20- 25 minutos. Sacamos las magdalenas y dejamos que enfríen.
¡Listas!
Ingredientes
80 gr. de mantequilla
70 gr. de chocolate
250 gr. de harina bizcochona
5 gr. de bicarbonato
12 gr. de levadura
1 huevo
130 gr. de azúcar
220 gr leche.
¿Cómo lo hago?
Fundimos la mantequilla y el chocolate al baño María hasta que consigamos una crema suave.
Precalentamos el horno a 180 º.
Mezclamos la harina con la levadura y el bicarbonato en un bol. Batimos el huevo con el azúcar y añadimos la mezcla al bol de la harina. Incorporamos la leche y batimos todo bien, sin levantar mucho la batidora para que no se creen muchas burbujas de aire. Agregamos el chocolate y seguimos batiendo todo.
Si utilizamos moldes de silicona los engrasamos y llenamos las dos tercias partes de su capacidad. Si utilizamos moldes metálicos, colocamos los papeles de las magdalenas y los llenamos igual que en el caso anterior.
Introducimos al horno entre 20- 25 minutos. Sacamos las magdalenas y dejamos que enfríen.
¡Listas!
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